viernes, 8 de febrero de 2013

20 Propuestas de Aprendizaje Colaborativo en La Web 2.0

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Reflexión Inicial

El ser humano es, esencialmente, un ser social y, como tal, adquiere su máximo potencial en la me-dida en la que su desarrollo se enmarca en un contexto de grupo. Palabras como éxito o racasoperderían buena parte de su sentido lejos de ese marco valorativo grupal, pero también la propiaesencia del crecimiento personal humano. Nuestra propia identidad como individuos es el ruto deuna azarosa conjunción de predisposición genética en interacción con la experiencia personal sur-gida de la relación con el entorno y los otros. Dicho de otro modo, sin «los otros» no hay posibilidadde conseguir un equilibrado «yo».Del mismo modo, la satisacción última de cualquier actuación humana radica en la orma enque esta contribuye a la mejora de una sociedad, revierte de modo explícito en ella de tal orma quela propia sociedad o una parte de ella es capaz de expresar, en modo de reconocimiento, su valora-ción por la aportación realizada.Este «animal social» pugna por comunicarse, por establecer lazos con el semejante. Esto explicabuena parte del éxito que han adquirido en poco tiempo las llamadas redes sociales. ¡Siempre lacomunicación!Podríamos plantear esta circunstancia «en negativo» y conseguiríamos entender buena par-te de los desequilibrios y alteraciones psicológicas de muchas personas realizando una interpretaciónde los mismos a la luz del grado de competencia social adquirido.Siendo este elemento tan importante para la adquisición de una verdadera «humanidad» en lapersona, paradójicamente, el sistema educativo está, en buena parte, concebido siguiendo un mode-lo individualista: cada alumno es un ente que aprende –solo en apariencia– de modo aislado y se-parado de los demás. Y, sin embargo, los mejores avances del ser humano –científcos, tecnológicos,artísticos o literarios– son casi siempre el ruto de una actividad colectiva.Nuestro sistema, pese a todas las mejoras conseguidas en los últimos años, se apoya en un sus-trato de individualismo y de competitividad que, para complicar aún más la situación, se presenta amenudo «disrazado» de los euémicos «competencia», «efcacia», «adecuación», «adaptación». El alumnose «categoriza» en unción de unas califcaciones que, supuestamente, miden de modo objetivo sucompetencia respecto a una determinada materia. Es más, tras la idea de «racaso escolar», auténtica
piedra de toque de todo sistema pedagógico, se halla un neasto trasondo que otorga una trascen-dencia casi siniestra a la califcación académica, que ya no «mide» únicamente una habilidad lingüís-tica, científca o matemática, sino que sirve de alas o de lastre para defnir el grado de integraciónsocial del individuo. Se entra así en un peligroso círculo cerrado en el que el alumno «racasado» esimplícitamente separado, por sus iguales y por el proesorado-sistema, del grupo «de éxito», conor-mando una categoría aparte para la que, en el mejor de los casos, el sistema adoptará una visiónpaternalista o asistencial, cubriendo de pseudoacción lo que en esencia es una incapacidad paraacoger a este tipo de alumnado.Sobrevolando este panorama se han establecido las llamadas competencias básicas, que mar-can –al menos sobre el papel– el modelo pedagógico al que debe servir el sistema educativo: ¿Quéhacemos con la competencia social y ciudadana? ¿Es posible conseguir que la competencia digitalcontribuya también a una mejora en el desarrollo social del individuo?

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